Tres sindicalistas fueron asesinados en una semana
En cínica maniobra para no entorpecer más el TLC con Estados Unidos el vicepresidente Santos quiso culpar a la “extrema izquierda” de los crímenes
Por Camilo Raigozo. VOZ
Los ataques verbales del presidente Uribe contra sindicalistas, defensores de derechos humanos, jueces, periodistas, opositores y críticos suyos, son en realidad órdenes de ejecución que los ‘paras’ cumplen con rigor. Foto: El Tiempo
Leonidas Silva Castro, presidente de la Subdirección de la Asociación Sindical de Institutores Nortesantandereanos, del municipio de Villacaro, Norte de Santander, fue asesinado el pasado 2 de noviembre como a las siete y media de la noche en su residencia ubicada en el barrio Prados del Norte de dicho municipio. El dirigente sindical apenas regresaba a su casa después de haber participado en la 13 olimpiada del sindicato en las instalaciones de Villa Silvania.
El día siguiente, 3 de noviembre, el turno fue para Jairo Giraldo, presidente de la Subdirección del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Frutera, Agroindustrial, Pecuaria, Hotelera y Turística del Grupo Empresarial Grajales: Sinaltraifrut. Tras su asesinato el vicepresidente Francisco Santos expresó que, “Muestra que los enemigos del sindicalismo también están en la extrema izquierda”.
El 7 de noviembre dos sicarios que se movilizaban en una moto de alto cilindraje, acabaron con la vida de la profesora Mercedes Consuelo Restrepo Campo, a quién le dispararon en cinco oportunidades. Mercedes Consuelo fue docente durante 30 años y finalmente trabajaba en la institución educativa Hernando Botero O’Byrne, del municipio de Cartago (Valle). Durante los últimos cuatro años formó parte de la subdirectiva del Sindicato Único de Educadores del Valle (Sutev), en Cartago, donde desempeñaba el cargo de secretaria de asuntos de mujer, niñez y familia.
Además de su labor sindical, Mercedes Consuelo participó de forma muy activa en la pasada campaña electoral, apoyando a candidatos del Polo Democrático Alternativo a la Alcaldía de Cartago y a la Asamblea del Valle del Cauca, actividades que el régimen y su ejercito sicarial no le perdonaron.