Maestros, divino tesoro
Por Nuria Barbosa León. Periodista cubana. Especial para Notimundo
En un despacho de prensa de la AP se dice que a principios de este año se evaluaron a los docentes peruanos que imparten clases en el sistema público y se obtuvo como resultados que de 180.000 maestros que dieron la prueba voluntariamente, un 46,7% de ellos no podía resolver problemas aritméticos simples, y un 32,6% no podía identificar la idea principal de un texto.
Eso contrasta con lo que ocurre en Cuba que en julio de 2007 se graduaron 23 000 de los centros pedagógicos existentes en el país, de ellos 4800 jóvenes en el perfil de profesores integrales de secundaria básica, lo cual quiere decir que ese docente está preparado para impartir todas las asignaturas en ese nivel educacional.
Cuba dispone de 325 mil maestros, cifra que equivale a un docente por cada 36 habitantes, --dato ofrecido por el ministro de Educación, Luis Ignacio Gómez--, quien también explicó, en las conclusiones del curso escolar, que durante los últimos ocho años, fueron reparados mil 800 centros educacionales, y se introdujeron reformas al sistema.
He sido testigo de lo afirmado por el titular de Educación, soy cubana nacida después del triunfo de la Revolución y recibí toda la enseñanza gratis hasta concluir la universidad, y, ahora soy madre de dos varones, uno cursa la primaria y, el otro, la enseñanza técnica y profesional.
Aunque el presupuesto para la educación es priorizado por el gobierno, en la década del noventa nos azotó una gran crisis económica a la cual se le denominó Período Especial, en esos años el mobiliario escolar estaba deteriorado, las aulas sin pintar, el maestro asistía entre 35 y 40 alumnos por aula, los libros de texto no alcanzaban para todos los alumnos, el personal emigraba del sector por las difíciles condiciones de trabajo, entre otros problemas.
A partir del año 2000 comenzó todo un programa de remodelación de los centros escolares, se introdujeron los medios audiovisuales y en cada aula se instaló un modulo de televisor y vídeo con un sistema de teleclases. A cada escuela llegó el equipamiento para el laboratorio de computación según la matrícula. Y algo fundamental, el maestro debe laborar, en primaria, hasta con 20 alumnos por grupo.
En la secundaria se introdujo la modalidad de Profesor General Integral que imparte varias asignaturas básicas del grado y atiende en toda su magnitud a 15 estudiantes, la evaluación es diaria y forma parte del proceso de aprendizaje. La doble sesión es obligatoria en ambos niveles de enseñanza y la asistencia del alumno acumula puntos para el criterio del profesor al concluir el curso.
Si bien aún no se ha revertido todo el daño que causó la crisis de los 90, hoy tenemos una escuela diferente y un alumno mejor preparado. He visto a los maestros acompañados de sus alumnos en los museos, en la Feria del Libro, en los eventos culturales, algo que no se hacía en años anteriores, ni cuando fui estudiante en los años 70 y 80.
Seguimos enfrentados en la batalla por incrementar el número de maestro y elevar la calidad de la docencia. El desgaste físico que sufre un maestro en 8 horas diarias no es comparado con ninguna otra actividad profesional, no todos los docentes son iguales y, aunque existe un programa único para todo el sistema, cada cual transmite en el aula sus criterios, su ideología, sus valores y hasta su forma de pensar, algo que se imita con facilidad por los educandos de forma automática sin que opere un proceso de autorreflexión, y, en muchas ocasiones se adoptan patrones de conductas negativos.
La escuela cubana es masiva y obligatoria para todos los niños, incluso para aquellos que padecen de limitación física o motora. El plan de estudio es integrador y forma a un ser social diferente con criterios propios que a su vez participa conscientemente en todo el proyecto social que se construye en la Isla.
No importa cuánto nos pudimos haber equivocado, lo que preocupa y ocupa es cómo vamos a mantener un sistema educacional gratuito, sin exclusión, con altos índices de promoción y con una calidad elevada en medio de un Período Especial que no ha concluido y con un mundo hegemónico donde predomina el modelo individualista y la estimulación al consumo.
La única forma de vencer en todo este panorama es unirnos en una gran pizarra humana desde el occidente hasta el oriente en este caimán del Caribe, vestirnos con los colores blanco, azul y rojo, y para todos aquellos ojos que quieran mirar un ejemplo visualicen desde lo alto del cielo y en el infinito de la tierra, de izquierda a derecha y viceversa ¡Socialismo ó muerte!