domingo, septiembre 16, 2007

"Sus derechos humanos valen huevo...”
Por Camilo Raigozo

La Red de Derechos Humanos del Suroccidente Colombiano Francisco Isaías Cifuentes, denunció que el pasado 12 de septiembre, al corregimiento de Tenerife, municipio de Cerrito (Valle del Cauca), arribaron a la finca La Cumbre aproximadamente a las tres de la tarde, un grupo de militares pertenecientes al Batallón de Ingenieros Agustín Codazzi, comandados por un sargento viceprimero de apellido Díaz.

En la finca llegaron hasta donde se encontraba el campesino Wiliam Díaz, quién se dedicaba a sus labores agrícolas. En tono intimidatorio, los militares obligaron al campesino a acompañarlos, acusándolo de tener nexos con la guerrilla. Luego procedieron a requisarlo y a interrogarlo de manera ilegal.

"¿Dónde tiene las armas?, ¿Cuál es su alias?, ¿Dónde está la guerrilla?", fueron preguntas que los soldados le hicieron arbitrariamente al agricultor.

Posteriormente lo condujeron hasta la base del Batallón Codazzi, ubicada en el sitio La Torre en el corregimiento Tenerife. El detenido solicitó que José Bayardo Mafla lo acompañara.

En la base militar continuó el interrogatorio por parte de los militares, violándole al campesino sus derechos constitucionales. Intervinieron en el interrogatorio uniformados que no portaban identificación alguna.

Díaz, haciendo uso de los derechos que le confieren las leyes, les solicitó a las tropas la identificación de la compañía y del encargado del operativo en el que lo habían detenido y sometido a interrogatorios ilegales.

Como respuesta, fue agredido física y sicológicamente. "Sus derechos humanos valen huevo, quién hace las preguntas y la inteligencia es el Ejército. No vamos a respetar ningunos derechos humanos a personas como usted”, le dijeron. También lo obligaron a no mirar al rostro a sus captores y mantener su mirada permanenetemente al piso.

Al siguiente día, 13 de septiembre, bajo improperios y amenazas, un grupo de militares obligaron a Díaz y a su acompañante, Bayardo Mafla, a caminar en la noche durante casi cinco horas, hasta llegar al corregimiento Carrizal, municipio de Cerrito. De allí los trasladaron en un campero hasta las instalaciones del Batallón Agustín Codazzi en Palmira, donde los interrogatorios y torturas continuaron.

A las 10 de la mañana, el sargento primero, Díaz, le entregó al labriego dos documentos para que este los firmara. Uno hacía constar el “buen trato” recibido por parte del Ejército y el otro una hoja en blanco donde supuestamente se hablaba de las razones de la retención. Cuando William Díaz se negó a obedecer esta otra arbitrariedad, el sargento le dijo, “sin firmar esos documentos no sale de aquí”.
No le quedó otra alternativa que tachar los espacios en blanco y firmar, pués es la aplicación más genuina de la política de "seguridad democrática" del presidente Uribe.


 
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