El monopolio de la luz
Por Fernando Navas Talero. El Nuevo Siglo
Con la apertura económica, anunciada como la panacea que reivindicaría a las clases populares, se generaron en el país grandes expectativas y, de paso, el gobierno de César Gaviria se llenó de loas de los inversionistas que se apuraron a conseguir utilidades en río revuelto, pues se trataba del gobierno del revolcón que formulaba el acabose de la inversión estatal en aquellos sectores que deberían estar en manos del capital privado.
Con esa bandera se sacaron a remate algunas de las principales empresas estatales que hoy se encuentran en manos del capital extranjero y ahora sí gozando de importantes utilidades y sin posibilidades de un control político efectivo, pues amparadas en la libertad de empresa y la iniciativa privada que garantiza la Constitución, hacen de su capa un sayo sin que los usuarios puedan intervenir efectivamente para evitar el atropello que por su condición de monopolio se sienten autorizados para cometer.
En desarrollo de esas políticas el gobierno ha anunciado la venta de varias electrificadoras regionales, las pocas que quedan por fuera del monopolio de Codensa, y entre esas la Empresa de Energía de Cundinamarca, no obstante que los decretos 387 y 388 del 2007 del gobierno nacional ordenan que a partir del 1 de enero del próximo año debe darse una unificación de tarifas en el sector eléctrico, medida con la cual se consolidará el mercado y desaparecería, aparentemente, la rapiña que el monopolio viene haciendo para acaparar clientes.
La construcción de redes paralelas y otras prácticas comerciales que viene realizando Codensa en territorios de otras electrificadotas y especialmente en Cundinamarca, denuncian sin tapujos su ambición por la Electrificadora de Cundinamarca y claro que tiene que ser así, pues la valoración que hasta el momento tienen las acciones de la Nación en esa empresa está muy por debajo de su valor real, de manera que seguramente Codensa podrá adquirirla a precio de huevo y así cerrar el círculo de su influencia en la prestación de un servicio indispensable y sin lugar a competencias que puedan estorbar.
La Empresa de Energía de Cundinamarca viene actualizando sus inventarios con riguroso afán y es muy probable que a partir del primero de enero del próximo año se tenga claridad a este respecto; entonces el valor de la acción se podrá deducir sin dudas. ¿Por qué no esperar al primer trimestre del año 2008 para decidir la venta y no poner a riesgo, como consecuencia de la precipitud, el patrimonio de la Nación?
Sin que el panorama esté libre de nubarrones no será fácil atraer otros comparadores interesados, distintos de Codensa, de tal manera el espíritu de la Ley 226 de 1995, que promueve la democratización de la propiedad accionaria, se convertirá en letra muerta, gracias a la audaz estratagema de sacar a remate los bienes de la casa sin haberles quitado el polvo que les impide lucir su valor real.
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